ntonces se le acercó Pedro y le dijo:
Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?
Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.
Mateo 18: 21-22.
Dicen que la mujer perdona pero no
olvida, el hombre olvida pero jo perdona, ¿será cierto? En estas fechas donde
la mayor parte de las se sienten plenos de bondad y buenos deseos para los
demás, es conveniente como andamos en este aspecto.
Partiendo de la siguiente premisa: “Perdonar
no es olvidar, es vivir en paz con la ofensa”, es posible establecer que es lo que se quiere lograr, algunos
querrán venganza en propia mano o en la de otros, otros más el arrepentimiento
del ofensor, otros menos olvidar, pero muy pocos, un puñado buscará vivir en
paz con la ofensa. Este último estado nos habla del ser humano que se ha
diferenciado de otros seres humanos, el ser humano espiritual que ha buscado separarse
a sí mismo para trascender del plano mundano y vivir mejor.
¿Qué es lo que usualmente tenemos que
perdonar? El abuso, el engaño, la traición, la mentira, en cualquiera de los
casos podemos verlos de la forma siguiente, por ejemplo; ¿Cuántas veces pueden
mentirme? ¡Una solamente! Si lo hacen una vez la culpa es de otro, ¡porque traicionó
la confianza que se le depositó! Si me mienten más de una vez, la culpa es mía
por no aprender de la vez primera.
En el primer caso uno no es
responsable del abuso del otro, por lo tanto se facilita el perdón, en el
segundo caso uno es responsable, por lo que el perdón debiera ser más fácil. Lo
que nos detiene comúnmente a perdonar, es el orgullo herido, nuestra vanidad o
el amor propio.
Recomendaciones para perdonar:
1. No
hacer personal la ofensa.
Si así como se oye, ver la ofensa desde otra perspectiva, para poder mantener
la cabeza fría.
2. Analizar
la ofensa. De todas
las maneras posibles para aprender de la situación.
3. Escribir
de la ofensa. Es
preferible escribir de la ofensa, escribir todo lo que sentimos, lo que
deseamos decirle al ofensor, hacerlo en el momento que recordemos, escribir,
escribir, escribir. Hablar con alguien sirve, el problema es que las personas
que nos aprecian siempre nos darán la razón y pueden alentarnos a mantener el
enojo e incluso impulsarnos a la venganza, es la naturaleza humana, no es
maldad.
4. Aprender
de la ofensa.
Aprender tanto de cómo se llego al punto de sentirnos ofendidos así como de
nuestra capacidad de aprender de una situación difícil y crecer como ser
humano.
5. Alcanzar
la paz. Poder seguir
nuestras vidas, sin dolor o rencor por la ofensa, una de las formas que sabemos
que lo hemos dejado atrás es cuando sentimos indiferencia a la ofensa y al
ofensor, ese es el estado ideal. Estamos listos para vivir en paz con ambos.
No es fácil seguir los pasos
anteriores, pero siempre será mejor hacerlo que mantenernos enganchados en algo
que solo nos preocupa y afecta a nosotros, cuando el ofensor lo más probable es
que ni se acuerde de lo que no hizo, o nos hizo sentir, el conflicto es solo
para uno mismo… si deseamos mantenerlo.
Inicié con una frase bíblica y deseo
terminar con otra, ambas relacionadas con el mismo tema, el perdón, antes de
terminar el año quiero dejar atrás todo aquello que me ha lastimado, para
iniciar el año nuevo, ¡nuevo!
Antes sed benignos unos con otros,
misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a
vosotros en Cristo. Efesios 4:32